¿Por qué hacemos lo que hacemos?

Estamos inmersos en grandes crisis, no sólo económico-financieras, políticas..., sino también y sobretodo ecológicas.
Hablamos de superpoblación, y por tanto de problemas que se hacen más acuciantes e insostenibles (residuos radioactivos, agotamiento de recursos, envenenamiento y destrucción de océanos y bosques, pérdida de biodiversidad...). Un sistema cultural en el que casi todo gira en torno al dinero: competitividad, individualismo, consumismo...
Y así gira este loco mundo, en el que las personas somos valoradas por otras personas por lo que tenemos, no por lo que somos ni por lo que valemos. Dónde a pesar de pregonar libertades e igualdades, cada vez son mayores las desigualdades en muchos sentidos. Sociedades neuróticas, patológicas..., en las que nos encontramos al límite: estresadas, atemorizadas, aisladas, agredidas...
Visto lo visto, pensamos que el desarrollo humano, encaminado en esa dirección, no es ni sostenible ni mucho menos deseable. Tiene una fecha de caducidad, esta fecha se acerca y es necesario un cambio. Un cambio en la forma de vivir, de tratar el lugar donde vivimos y la gente que vive en ella.
No queremos ni mucho menos quedarnos en la crítica, ni deprimiros con ese análisis de la realidad. Os lo exponemos porque es nuestro punto de partida, ante el cual nos posicionamos, y el que le da sentido al proyecto de Jaulas Abiertas.
La educación en la encrucijada
Como educadores y educadoras que somos las personas que inicialmente comenzamos a diseñar y desarrollar “Jaulas Abiertas”, pensamos que la Educación es la llave para encaminar esta sociedad hacia un desarrollo más sano y armónico. Sin embargo, tras muchos años realizando un exhaustivo proceso de análisis y reflexión acerca del papel que juegan las instituciones educativas, llegamos a la conclusión de que es necesario hacer un profundo cambio para poder construir un mundo mejor para todos y todas.
Desde el nivel de infantil hasta el de postgrado, nos encontramos con que las instituciones que supuestamente han de jugar ese papel, lo que hacen más bien es todo lo contrario: reproducir y consolidar esta problemática.
¿Cómo lo hacen?
Desde pequeñitos y pequeñitas nos obligan a permanecer sentados durante muchísimas horas, realizando ejercicios y actividades muchas veces alienantes y carentes de sentido.
Obsesionados por los contenidos, todo gira alrededor de ellos. De esa manera, la carrera hacia la educación se convierte en una lucha por transmitir y memorizar, para posteriormente vomitarlos en exámenes (sin importar si posteriormente serán recordados y/o utilizados).
Aparcelado el conocimiento en asignaturas desconectadas de la realidad y entre sí, los sistemas educativos, como si fueran fábricas, persiguen la homogeneización de todas las personas, la creación de sujetos bien sujetados, obedientes, acríticos, irreflexivos y dependientes.
Contenidos y más contenidos, exámenes, suspensos y aprobados, etiquetajes, competitividad....
Esas son las piedras angulares sobre las que gira la Educación. Por supuesto, todo ello en una profunda abstracción de la vida, de las relaciones humanas.
Y claro, en ese entramado, ¿qué momentos quedan para la reflexión activa y consciente acerca de cuestiones medioambientales?¿Y para la búsqueda de alternativas? ¿Y para otras tantas cosas, tan cruciales?
Nuestro posicionamiento
Como pedagogas/os, educadores/as sociales que somos, sabemos que la Educación es y debe ser precisamente un motor de evolución, de progreso y transformación social, de desarrollo integral de personas libres, críticas, solidarias, creativas y autónomas; comprometidas con el cuidado de las demás personas y de su entorno.
Sin embargo, para que esto llegue a ser, es necesario un profundo cambio. Un cambio en los sistemas educativos, para que dejen de ser parte del problema, y pasen a ser parte de la solución.
Conscientes de que finalmente, los educadoras y educadores somos y seremos los principales agentes de dicho cambio, ponemos el punto de mira en su formación, y tras un profundo análisis, encontramos en la formación:
-
CONTRADICCIONES ENTRE LO QUE SE DICE QUE HAY QUE HACER Y LO QUE SE HACE.
-
LOS CONTENIDOS Y LA PALABRA DESENRAIZADA SIGUEN MARCANDO EL RITMO.
-
HEGEMONÍA DE LA RAZÓN EN DETRIMENTO DE OTRAS DIMENSIONES DE NUESTRO SER .
-
TEORIZACIÓN Y FRAGMENTACIÓN DE LA REALIDAD, SIN CONEXIÓN CON PROYECTOS REALES QUE DEN SENTIDO A LO QUE APRENDEMOS, SIN VIVENCIAS QUE NOS AYUDEN A CREAR LA NECESIDAD Y EL DESEO DE FORMARNOS.
En los libros nos hablan de distintas formas de enseñanzas, escuelas..., pero esas ideas tan hermosas pasan a desvanecerse y formar parte de un pensamiento fantasioso.
Dado que estamos precisamente, en la Facultad de Ciencias de la Educación, y seremos los encargados y encargadas de transformar y liberar, ¿qué mejor lugar para crear un proyecto que sirva de formación, para los futuros educadores y educadoras? Un proyecto que nos posibilite experimentar, trabajar colaborativamente, acompañar en la creación colectiva, trabajar y experimentar los valores hacia los demás y el mundo que nos rodea, participar de forma activa en la toma de decisiones y desarrollar nuestra capacidad crítica?